El mito de las 8 horas: lo que realmente determina tu descanso reparador no es la cantidad, sino la calidad de las fases que alcanzás.
El mito de las 8 horas
Durante décadas nos repitieron que “dormir 8 horas” era la regla de oro para descansar bien. Sin embargo, la ciencia del sueño demuestra que no todos los que duermen 8 horas despiertan renovados, y no todos los que duermen 6–7 horas están necesariamente agotados.
La diferencia está en qué tanto tiempo pasamos en las fases profundas y REM, las verdaderas responsables de la reparación del cuerpo y la mente.
Qué es el sueño profundo
- Se da en las fases de ondas lentas (N3).
- Es el momento en que se libera la hormona de crecimiento, se reparan tejidos y se consolida la memoria física (aprendizajes motores, recuperación muscular).
- Un adulto debería pasar entre el 15 y 25% de la noche en sueño profundo.
Qué es el sueño REM
- Se caracteriza por movimientos oculares rápidos y alta actividad cerebral.
- Aquí se consolidan recuerdos emocionales, creatividad y funciones cognitivas superiores.
- Debería representar alrededor del 20–25% del descanso total.
Por qué importa medirlo
Podés dormir 8–9 horas y aún así tener solo un 10% de sueño profundo: el resultado es fatiga, irritabilidad, niebla mental y bajo rendimiento.
En cambio, alguien que duerme 6,5 horas pero logra un ciclo reparador con suficiente sueño profundo y REM puede sentirse mucho más vital. Por eso, cada vez más personas usan dispositivos de seguimiento del sueño para evaluar no solo cuánto duermen, sino cómo duermen.
Dispositivos recomendados
- Oura Ring: uno de los más precisos en análisis de fases de sueño, HRV y temperatura corporal.
- Whoop Strap: popular en atletas; mide recuperación, sueño profundo, REM y esfuerzo diario.
- Fitbit Sense / Fitbit Versa: accesibles y prácticos, con buen seguimiento de fases de sueño.
- Apple Watch (con apps como AutoSleep): ideal para usuarios de iOS, combina métricas de sueño y salud.
- Garmin Fenix / Forerunner: preferido por deportistas, mide ciclos de sueño junto con rendimiento físico.
Cómo mejorar tus fases de sueño reparador
- Higiene de luz: reducir pantallas antes de acostarse y exponerse a luz natural en la mañana.
- Temperatura y ambiente: un dormitorio fresco (18–20 °C) y oscuro favorece la fase profunda.
- Suplementación estratégica:
- Magnesio treonato o bisglicinato, que favorecen la relajación y la producción de melatonina.
- Triptófano y glicina, aminoácidos que mejoran la conciliación y profundidad del sueño.
- Vitaminas B6 y B12, cofactores en la síntesis de neurotransmisores del descanso.
- Magnesio treonato o bisglicinato, que favorecen la relajación y la producción de melatonina.
- Ritmos consistentes: acostarse y levantarse a la misma hora entrena al cuerpo a entrar en ciclos completos y más estables.
Reflexión final
Dormir mucho no siempre es sinónimo de dormir bien. Lo que marca la diferencia en tu energía, tu claridad mental y hasta en tu envejecimiento biológico es la calidad del sueño y las fases profundas que alcanzás cada noche.
El verdadero secreto no está en contar horas, sino en medir y mejorar la arquitectura del sueño.